A todos nos gusta sentir placer, estar bien con nosotros mismos y con los demás, reírnos, pasarlo, etc., en definitiva, sentirnos tranquilos, sin el estrés cotidiano que nos genera el trabajo o las mil y una responsabilidades en casa o con los hijos. Algunos, para desestresarnos, hacemos yoga, pilates, deporte, ir de compras, ver una película, salir a cenar… pero otras personas, en cambio, encuentran la manera de relajarse y dejar de estar agobiados a través del alcohol u otras drogas (cannabis, cocaína...). Estos comportamientos son, sin embargo, peligrosos, pues aunque los efectos nos ayudan momentáneamente (evasión, adormecimiento o incluso sociabilidad), a medio y largo plazo resultan más perjudiciales tanto para la salud física como para la salud mental.
En este sentido, el consumo continuado de drogas, o la realización de conductas de carácter compulsivo (jugar a las máquinas o a video juegos, atracones, compra compulsiva...) hace que se desarrolle una adicción. Es entonces cuando hablamos de una enfermedad del cerebro que hace que las personas pierdan el control sobre la propia conducta a pesar de las consecuencias adversas, existiendo también distorsiones del pensamiento, mentiras, irritabilidad o agresividad. Cuando esto ocurre, lo mejor que se puede hacer es buscar la ayuda de especialistas que, tras un tratamiento, hacen que la persona adicta mantenga una abstinencia plena y retome una vida normoadaptada. Así, unos de los aspectos que se tienen en cuenta, y que es de gran relevancia, es la prevención de conductas peligrosas que aumentarían las probabilidades de recaída en el consumo. La presencia de factores de riesgo supone para estos pacientes la necesidad de utilización de estrategias de afrontamiento específicas que les ayuden a no recaer en las conductas desajustadas previas. Entre los factores de riesgo podemos encontrar el ir a fiestas, retomar el contacto con amistades que consumen, estrés, conflictos familiares y sociales, descontrol económico o desajuste en las rutinas habituales. Pero, ¿Qué pasa en la época navideña? En estas fechas tan señaladas tiende a haber un mayor número de celebraciones tanto con las amistades, como con los familiares o en el entorno laboral. En las mismas, el consumo de alcohol, y posiblemente de otras drogas, en la sociedad actual está muy presente. Para una persona adicta, el acudir a estas fiestas aumenta el riesgo de deseos de consumo y, con ello, el de recaída. Por ello, a continuación vamos a mostrar una serie de recomendaciones que tanto familiares como el propio adicto deben tener en cuenta para evitar futuras decepciones.
Aunque es una época en la que científicamente se ha comprobado que se aumenta el número de recaídas en el consumo por parte de las personas adictas, también existen pautas de prevención que evitan la vuelta a las conductas de consumo y desajustadas. En caso de considerar necesitar atención terapéutica especializada, el Centro Valle del Tiétar pone a su disposición tratamientos personalizados ante casos de adicción u otras patologías psicológicas. Equipo CTVT